lunes, 7 de octubre de 2013
lunes, 30 de septiembre de 2013
Dos años de prisión para un cuidador del Fernando Arce por abuso sexual
El Juzgado de los Penal Número 1 de Santander ha condenado a dos años de prisión a A.G.L.V., cuidador asistencial del colegio de educación especial Fernando Arce, de Torrelavega, por un delito de abuso sexual a uno de los alumnos. La familia del menor ya ha anunciado que recurrirá la sentencia porque no establece ninguna medida de alejamiento.
La magistrada considera probado que el acusado, con antecedentes penales, tenía entre sus funciones la de asistir a los chicos disminuidos psíquicos y físicos del Fernando Arce en sus necesidades más básicas. El día que ocurrieron los hechos, el 3 de junio de 2010, «estaba en un patio interior, en una zona apartada destinada a lectura y separada con biombos, junto a B.D.G., quien tenía bajados los pantalones y su ropa interior al tiempo que el acusado cogía su pene y con el ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, le masturbaba, practicándole una felación».
Según la sentencia, fue sorprendido por una compañera de trabajo, quien «era señalada con la mano por B.D.G. para avisar de su presencia, ya que él es incapaz de comunicarse con el lenguaje hablado al parecer una incapacidad del 79%, como consecuencia de una deficiencia mental severa que le impide gobernarse por sí mismo».
La juez indica que, en el presente caso, ha sido difícil desvirtuar la presunción de inocencia del acusado y efectuar un pronunciamiento condenatorio, ante la prueba practicada en el juicio. Inicialmente, el derecho a la presunción de inocencia y un proceso con todas las garantías, «conlleva a valorar la declaración del acusado, que niega tajantemente la comisión de los hechos». Además, recuerda que el sujeto pasivo del delito, el chico, no puede comunicarse verbalmente, si bien «se han podido recoger indicios sobre los que el chico ha mostrado un comportamiento y actitud diferente después de estos hechos o bien, realiza gestos concretos como silencio o tocarse los genitales cuando le refieren sobre esta cuestión».
«El padre y los demás cuidadores –añade la sentencia– manifiestan que B.D.G. no tenía desviaciones de naturaleza sexual. Sin embargo, a partir de un determinado momento se masturbaba y hacía pis, entre otros comportamientos. Al principio, su padre manifiesta que desconocía su causa y cuando son llamados por el Centro para ponerles en conocimiento lo sucedido, es cuando atan hilos. Tal comportamiento tenía su origen en lo sucedido. Una vez transcurrido el tiempo cesó en ellos, saliendo corriendo, empujándoles cuando tal episodio les es nombrado en la exploración realizada por el médico forense».
En cuanto a la negación de los hechos por parte del acusado, que manifiesta que únicamente estaba «vistiendo bien» a B.D.G., la magistrada indica que la única testigo presencial de los hechos es la compañera de trabajo del cuidador, que «quedó conmocionada y tan sorprendida de lo que estaba viendo, que no pudo reaccionar y se marchó».
La sentencia inhabilita a A.G.L.V. para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, como autor criminalmente responsable de los hechos, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de responsabilidad penal. La juez declara absuelta como responsable civil subsidiaria a la Fundación Asilo de Torrelavega, propietaria del centro educativo. También condena al cuidador al pago de las costas procesales.
La familia recurrirá
En declaraciones a Efe, la familia del discapacitado ha anunciado que recurrirá la sentencia porque no fija ninguna medida de alejamiento del condenado para con su víctima, y ha avisado de que tras cumplir la pena podría volver a trabajar al centro donde el joven sigue ingresado.
Por su parte, el presidente de la Fundación Asilo, Luis López Ormazábal, ha asegurado a Efe que respeta la resolución, pero ha reconocido que, a nivel personal, le "cuesta creer" que el acusado haya hecho lo que señala la sentencia, además de recordar que el juez exime de responsabilidad a la institución.
También ha explicado que el acusado no trabaja ya en el centro desde que se produjo la denuncia por parte de los padres.
Sin embargo, ha reconocido que la Fundación "tendrá que estudiar el asunto" si el acusado solicita el retorno a su puesto de trabajo, pero no ha precisado si su salida del centro se debió a un despido o una excedencia.
viernes, 27 de septiembre de 2013
MI PUEBLO
NOTICIA
El caso del OVNI en Puente San Miguel.
He aquí uno de los casos que más resonancia produjo a finales de los años setenta en el ámbito ufológico y entre vecinos y conocidos de la zona en donde se desarrollaron los hechos. Dando lugar en Puente San Miguel, pueblo histórico donde los haya, gracias a su casa de juntas donde se produjo el germen de la actual Cantabria que hoy conocemos, uno de los casos más inquietantes en la historia de los expedientes X españoles. Tenemos que mencionar especialmente la reputación y buena fe de los testigos, que en su vida ni habían oído hablar de sucesos parecidos, ni, hasta entonces, de que éstos podrían existir...
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Serían las cuatro y media de la madrugada del día 1 de diciembre de 1977 cuando estos dos mineros de profesión, se encontraban durmiendo en su domicilio. Emilio, que dormía en la habitación que da a una pequeña plaza, ocupando la cama que más alejada estaba de la ventana, junto a la cual dormía su otro hermano, se sorprende por los ladridos de los perros de la casa y del resto del vecindario, por lo que se despierta, se levanta de la cama y observa un resplandor en el exterior.
Al principio, pensó que se habían quedado dormidos, pero casi al mismo tiempo observó el rostro de una persona que trataba de mirar por el cristal de la ventana y creyó que era un compañero de su hermano que venía a avisarle para ir al trabajo, cosa que extrañó a nuestro amigo, ya que de la ventana al suelo distaba cierta altura. Pero al fijarse mejor en el cristal, sorprende a un ser de naturaleza anormal, un ser, según su descripción, de rasgos negroides con una especie de guerrera o mono brillante (según los hermanos: como de cuero), muy ajustada, y con una altura que calcularon de dos a tres metros, ya que ésta es la distancia que se encuentra la ventana del suelo.
En la parte superior de la cabeza tenía un casco o un pelo blanquecino, así como alrededor de la boca, detalle que Emilio cita
como un “bigote cano”, con unos ojos y una tez negra como el carbón. Además, le dio la sensación de que estaba como inclinado mirando por la ventana, lo que da una idea de su supuesta estatura.
Emilio también apunta que el ser le miraba de una forma seria, como examinando sus movimientos. El ser se va alejando de la ventana y los perros siguen ladrando, hecho que despierta a su hermano. Cristóbal, cuya cama se encontraba en una habitación contigua, salió al pasillo que conduce a la entrada principal de la casa, por donde los perros corrían de un lado para otro, arañando las puertas y abre la parte superior de la puerta. Se quedó asombrado: toda la plaza Javier Irastoza Revuelta quedó iluminada como si fuera de día y entre aquel resplandor blanco, que describiría como el de un fluorescente, vio una cosa redonda que se elevaba muy lentamente. También estaba iluminada y era grande. Los dos hermanos tardaron mucho en serenarse, se metieron a sus camas muy nerviosos y no dijeron nada a nadie.
Según los hechos contados por el propio Cristóbal: “Pasados unos minutos y tras haber calmado mínimamente a mi hermano, fui a toda velocidad a la planta baja de la vivienda y abrí la puerta para salir en busca de la realidad de lo que estaba sucediendo, de que no estábamos soñando, ni era fruto de la imaginación. Y así pude ver aún a la extraña figura alejándose y el gran resplandor que emanaba de un pequeño “sol”, que estaba situado en mitad del mismo cruce de carreteras que se encuentra al lado de la casa. En esos momentos me encontraba como petrificado, como helado, sintiendo un pánico indescriptible, reaccionando a los pocos segundos, entrando de nuevo a casa, cerrando la puerta con llave, y subiendo rápidamente al dormitorio.”
Días más tarde, comenzaron a contar lo que les había sucedido a familiares y conocidos. Llegaron periodistas de muchos medios, incluso se llegó a grabar un capítulo de la serie de Televisión Española “Operación Ovni”, dirigida por el doctor Jiménez del Oso y el periodista J.J. Benítez, lo que da una idea de la repercusión que el caso produjo en aquellos años.
Hasta aquí la versión de los hermanos Ruiz sobre el caso.
Pero quién iba a pensar, que esta increíble historia iba a tener como testigo a una de las personas más conocidas de la zona y que vivía en el mismo cruce donde se produjeron estos hechos. Se trataba de la encargada de abrir cada mañana la farmacia del licenciado J.R. Mendaro, Balbina Noriega, quien habitaba la vivienda encima de la botica.
La buena señora fue sorprendida por un gran resplandor en su propia habitación, el cual causó en ella una contrariedad muy grande, ya que pensaba que, sumida aún en el aletargamiento del sueño, era ya de día y que tenía que comenzar la jornada laboral, por lo que incluso llegó a poner en funcionamiento el calentador para darse la pertinente ducha matutina. Pero al consultar el reloj y ver la hora que era, sobre las 4:45 de la mañana, su extrañeza fue enorme y quiso mirar por la ventana para ver de dónde procedía tan extraña luz.
Observa alucinada que era emitida por una especie de esfera luminosa que se encontraba suspendida más allá del cruce, lo que coincide plenamente con lo expuesto por Emilio y Cristóbal, tanto en la forma como en la hora en la que se produjo. Balbina quedó bastante impactada y no se atrevió a seguir mirando, metiéndose rápidamente en la cama con “mucho miedo”, ya que además, los perros no dejaban de ladrar.
Por lo menos otras dos vecinas de Puente San Miguel, y que en esos momentos, debido al alboroto de los perros, se hallaban despiertas en sus domicilios, situados en la carretera que va hacia Cerrazo y Villapresente, a unos doscientos metros, pudieron ver también el resplandor, y un disco igualmente brillante que se elevaba en vertical.
La descripción que hacen los hermanos del extraño ser coincide con la del ginecólogo gaditano Sr. Rivera, acaecido en Punta Carnero, provincia de Cádiz, el cual tuvo un encuentro con otro extraño ser de las mismas características que el descrito por los Ruiz, si bien éste era de mayor estatura. O el protagonizado por Saturnino Mendoza, de Mérida, en el año 1966, con una escena similar a la de Puente San Miguel. Cuando se encontraba en su casa de Villanueva de la Serena, observó como le miraba un ser por el cristal de una ventana de la vivienda, con una piel de la cara que se la parecía a un tono gris-oscuro, y que se encontraba muy pegado al cristal de dicha ventana. Tenía en la parte superior de su cabeza una especie de pelo o casco mucho más claro que el rostro. También le llamaron la atención sus ojos, que los describió como los de “un miope”.
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